Una habilidad del CIO, CTO y Service manager
¿Quién no ha tragado en alguna ocasión un hueso de aceituna? Por mucho cuidado que se tenga, siempre hay una vez, tomando una tapa con los amigos o comiendo en casa una ensalada variada, en la que ¡zás!, inopinadamente, el hueso de la aceituna se va para adentro. Si se trata del hueso de una arbequina de Tarragona, no pasa nada, pero si es una sevillana de esas del tamaño de un huevo de codorniz, la cosa ya es diferente. No se puede uno descuidar cuando se comen aceitunas.