Seguramente, ni es necesario repetir una misma operación diez veces ni es deseable que arroje diez resultados diferentes, pero una cierta meticulosidad en la verificación de las operaciones efectuadas es sumamente aconsejable. Es una habilidad que debiera convertirse en un hábito en el caso de los CIOS, CTOS y Service Managers.
Sin embargo, en el mundillo de la gestión de Servicios de IT hay dos grandes potenciales enemigos de esa sana costumbre.
En primer lugar: la tentación de comprometer con excesiva alegría plazos poco realistas para la realización de las solicitudes de servicio, ya sea por optimismo voluntarista, por falta de experiencia o por tentadoras presiones comerciales. No sirve de nada a la postre; el tiempo y la magnitud de las tareas son inexorables y acaban imponiendo su ley, generando desconcierto, desmotivación y descrédito. Esto ha sido frecuente motivo de crítica negativa hacia los servicios de la gestión de IT y sus CIOS, CTOS y Service Managers.
En segundo lugar: la propia naturaleza funcional y técnica de la “idea de la gestión de Servicios de IT”, basada en el concepto de integración, por tanto de operaciones y resultados parciales que se verifican entre si y sólo pueden darse por válidos cuando esa verificación es positiva. La filosofía de servicios (de la que la gestión de Servicios de IT es paradigma) requiere de esa conducta a modo de espejo.
Generar ese hábito es la consumación del aprendizaje y entreno de la meticulosidad requerida en la gestión de los servicios.