¿Es usted FIFO? ¿Despacha por norma en primer lugar la tarea más antigua entre las que tiene pendientes de realizar? ¿O, por el contrario, deja lo que está haciendo y olvida todo lo anterior cada vez que le entra una nueva unidad en su inventario de tareas? Si la opción es la segunda, no se alarme: es lo que hacemos la gran mayoría de los mortales. Es una tendencia natural muy difícil de dominar. Pero un CIO, CTO o Service Manager, bombardeado continuamente por alteraciones, adiciones, urgencias y variaciones de prioridades, ha de aprender a disciplinarse en el sistema FIFO, reservando los cambios de planes sólo para cuando sea objetivamente necesario hacerlo.
Ser FIFO aporta todas las ventajas de adoptar un método de conducta, un hábito. Es la forma de actuar estándar, que tiene sus reglas que se adaptarán con sentido común a las circunstancias que el tiempo nos vaya deparando. La gestión de nuestro tiempo ha de considerar el hábito y las excepciones, balanceándolos equilibradamente. En ausencia de excepciones, el hábito nos llevará a actuar despachando las tareas por el orden en que las hemos ido recibiendo.
Eso, a la larga, reportará eficacia en la gestión de los proyectos de IT y evitará insatisfacciones a todos los agentes de los proyectos: usuarios, clientes, colaboradores… y a uno mismo.