Probablemente, podríamos adjetivarla bastante más. Mejor no hacerlo y, simplemente, quedarnos con el hecho de que, de una u otra forma, despeja la incógnita que le han presentado.
En la vida profesional del manager TIC se presentan incógnitas continuamente. En cada encrucijada de sus proyectos hay datos que no son conocidos, que no son fijos y que requieren una respuesta a las preguntas que, en torno a ellos, se plantean. No siempre se dispone de mucho tiempo para sesudas reflexiones que supongan largos periodos en la toma de una decisión. El reloj y el calendario siguen corriendo, algunas personas están esperando y no se atisban nuevos inputs que pudieran ayudar a dar con seguridad en la diana de la acción correcta. La inmovilidad no es posible; es necesario responder o decidir.
Y esperar a que la experiencia, la intuición y la suerte nos hayan acompañado. O una mezcla de todas ellas.