La calidad de cualquier transmisión mediante el discurso oral depende siempre y en gran medida de la bondad de la captación sobre las personas que componen el auditorio y del correcto procesamiento efectuado con esa información. Hablará mejor - en el sentido de que elaborará un discurso más adecuado - quien mejor haya captado a través de una escucha muy activa y continua.
El CIO, CTO y Service Manager han de saber escuchar para entender lo que desean en todo momento usuarios y clientes, cuáles son sus motivaciones, sus perplejidades y sus reticencias, para conocer los detalles que configuran la actividad de colegas y colaboradores, para llevar adelante exitosamente una negociación, para evaluar el nivel de interés y comprensión por parte del auditorio en una presentación, para conducir una reunión por los derroteros adecuados, para personalizar con agilidad y acierto los mensajes…
Para todo ello, saber escuchar es primordial. Nada peor que hablar a piñón fijo, atados a un guión, y desperdiciando la oportunidad de cazar gran cantidad de información que podría resultar muy valiosa. Como decía un sabio de la antigüedad griega, tenemos dos orejas y una sola lengua, porque hay que escuchar el doble de lo que se habla. Ésa es una habilidad que se aprende y, con el entrenamiento, se mejora.