¿O a utilizar instrucciones de código de uso poco frecuente o a diseñar estructuras orgánicas que no hemos ensayado con anterioridad? En definitiva, ¿por qué, a veces, los consultores TIC nos complicamos la vida sin sentido?
Puede ser, naturalmente, por ansia de mejora profesional, con el propósito de investigar algo que después pueda ser de aplicación por parte de otros o de nosotros mismos. Eso, dentro de límites, sería razonable y hasta deseable. La investigación (a nivel personal) se basa en ello y las mejoras se consiguen en base a esta actitud.
Pero, más allá de esos límites, también puede ser por narcisismo profesional, por irresponsabilidad, por espíritu rebelde… En este caso, se ponen en juego los resultados sin que como contrapartida se obtengan ventajas. El consultor ha de saber guardar el equilibrio entre el inmovilismo y la innovación, basado en criterios de seguridad, eficiencia, eficacia y creatividad.
Ésa es una habilidad que se aprende y con el entreno se mejora.