Un buen amigo llegó hace unos días a su casa y su esposa le recibió de forma muy afectuosa, más de lo habitual en una pareja que ya hace unos años que celebraron las bodas de plata. Finalizadas las muestras de cariño, la mujer dijo:
- Ramón, dime, del 1 al 10, ¿cuánto me quieres? - Mucho, cariño - No, no, Ramón, del 1 al 10, ¿cuánto me quieres? - Ya te digo, mujer, muchísimo - Que no, del 1 al 10 - Bueno, ya que insistes te seré sincero: del 1 al 10 te quiero muchísimo pero ya a partir del 11 hasta final de mes… a veces, me cansas un poco
Ser querido del 1 al 10 es relativamente fácil. Conservar los niveles de aprecio no lo es tanto. ¿Quién no quiere mucho a los CIOS, CTO Y Service Manager cargados de promesas y buenas intenciones? , ¿quién no se alegra con los primeros logros de los proyectos, las novedades tecnológicas y las mejoras organizativas?, ¿quién no desea compartir iniciativas que nacen con todos los augurios de éxito?
Del 1 a 10, seguro… pero luego llega el 11. La convivencia se va normalizando, aparecen dificultades, se producen estancamientos e incluso fracasos parciales, el entusiasmo puede convertirse en desánimo. Es lo normal en todos los aspectos de la vida que se miden a lo largo de escalas de tiempo. Los proyectos no son ajenos a esta dinámica de desgaste, muchas veces exclusivamente emocional.