Todos conocemos a algunas personas a las que hemos oído decir: “Es que yo trabajo en algo que, encima, me divierte”. ¿Cuál es la primera reacción de la mayoría? Es que tiene mucha suerte. O no. O, como se dice ahora, quizás es que se lo han currado.
Durante los 20 años de trayectoria de Eskape, siempre hemos trabajado bajo las normas de calidad de ISO 20000 e ISO 27001.
El crecimiento de los últimos años en nuestra compañía nos obliga ya no solo a trabajar bajo estás normas, si no a demostrar que están implementadas y funcionando y que sea una organización externa la que nos audite y certifique oficialmente que verdaderamente cumplimos con los estándares de calidad.
Nos complace anunciar que ese momento ha llegado y que hemos obtenido dichas certificaciones, un reconocimiento importante que destaca nuestro compromiso con la excelencia en la gestión de servicios de IT.
El CIO, CTO y Service Manager disponen de recursos propios (tecnológicos, humanos, económicos, logísticos… ) para alcanzar su objetivo: el éxito de los proyectos IT de su empresa. Pero eso no depende sólo de ellos: no deben jugar la partida a piñón fijo. El avance del proyecto irá aconsejando una dinámica a la que el CIO, CTO y Service Manager tienen que acomodarse.
La respuesta del alumno a la pregunta “Encuentre la X” es, a la vez, graciosa, ingeniosa, e ignorante… pero exacta. Probablemente, podríamos adjetivarla bastante más. Mejor no hacerlo y, simplemente, quedarnos con el hecho de que, de una u otra forma, despeja la incógnita que le han presentado. Mereció una calificación de aprobado.
No sé por qué, cada vez que como alcachofas pienso en Putin. Sí, Vladimir Putin, el presidente de Rusia. Es una extraña asociación de ideas e imágenes que nunca he logrado explicarme.
Nos hemos pasado del presupuesto asignado, el eterno problema con la gestión de servicios de IT; el eterno problema, en general, con los proyectos informáticos, junto a los alargamientos de los plazos de entrega. ¿Pero no es ese también el problema de otro tipo de proyectos como construir un edificio o enviar una expedición a la conquista de una cumbre del Himalaya?
CEBIT es la feria más importante de informática y telecomunicaciones que se celebra en Europa. Abre sus puertas a cientos de miles de visitantes durante una semana a finales de invierno, en la ciudad alemana de Hannover, en la Baja Sajonia.
Dicen que fallece la madre de uno que tiene bien ganada fama de tacaño. Al día siguiente se persona en la redacción del diario local, sección esquelas.
Estuve ayer en una conferencia sobre recursos humanos a cargo de un brillante orador sudamericano, directivo de una multinacional del sector de las comunicaciones.
Hacer “pellas” o hacer “campana”, es una frase coloquial que no es preciso explicar. Casi todos, en nuestra época de estudiantes, lo hemos hecho, lo hemos disfrutado y lo recordamos - ¿por qué no? - con cierta nostalgia.
Al igual que evoluciona la tecnología, la gestión de servicios también debe mejorar. Desde 2011 en su versión 3, ITIL ha realizado pequeños cambios en su planteamiento de gestión de servicios. A mediados de 2019 Axelos anunció que a partir de 2020 ya estaría disponible la versión 4, más amplia, completa y avalada por nuevos niveles de certificación, manteniendo la base de la versión 3, y ampliando sustancialmente los contenidos para soportar los nuevos tiempos en los que vivimos.
Para vernos la cara basta un espejo; para vernos el trasero (con perdón, así lo dice el refrán) necesitamos dos. El CIO, CTO o Service Manager ha de estar preparado para ello, ha de disponer de un segundo espejo para conocer y controlar lo que pasa en la parte trasera de sus proyectos
En la realización de proyectos informáticos, suele sucedernos que los CIOS, CTOS y los Service Managers dedican en el tramo final un excesivo tiempo a mejorar el resultado. Sin embargo, es universal la regla de que cuando se trabaja en proyectos, los tiempos tienden a alargarse peligrosamente a partir del noventa por ciento de su avance, cuando por primera vez se dice “ya está acabado”.
Utilizamos la expresión “perder la cabeza” para referirnos a una acción o reacción desorbitada. Se puede perder la cabeza tanto por conseguir algo que se anhela con fervor como por enfado tras una contrariedad. En cualquiera de los casos, quien pierde la cabeza rompe los razonables equilibrios que los buenos usos y conductas recomiendan.
En algún pasaje de la Biblia se invoca a Dios para que nos conceda la merced de darnos hijos buenos y nietos sanos. Es decir, hijos – la descendencia que nos es más próxima – que nos estén muy estrechamente vinculados por lazos de afecto y fidelidad. Los hijos de éstos, nuestros nietos, ha de bastarnos que sean sanos, que no sean causa de preocupaciones para nosotros y, a su vez, que sean buenos para con sus padres, nuestros hijos.
Llámenme anticuado si quieren pero soy de los que suelen ser agradecidos con los detalles de los demás. Y me llevo una gran alegría cuando alguien se comporta cortésmente conmigo.
Estuve contratado como pianista en el hotel X de la Costa del Sol durante seis meses hace unos años. Tutto somato – como dicen los italianos - no era un mal asunto, no. El sueldo no era nada del otro mundo, pero hospedaje y manutención eran a cargo de la casa, bebida la que quisiera, uso ilimitado de todas las instalaciones del hotel, horario de siete a doce y los lunes, libre. De vez en cuando, además, alguna turista se mostraba interesada en solicitarme alguna pieza y, quizás, a partir de ahí, ampliar sus conocimientos musicales. Ya he dicho que no era un mal asunto.
En casi todos los manuales de negociación se describe uno de los posibles escenarios en el que el negociador plantea posiciones en las que el ambiente es favorable a que todas las partes logren, si no la totalidad de sus objetivos sí una buena parte de ellos, aquella que les dejará la sensación de “haber salido ganando… todos”.
Los tiempos cambian, estamos en una revolución tecnológica constante, y el hecho de que la tecnología evolucione nos obliga a evolucionar con ella. Pero no sólo tiene que evolucionar lo técnico. La evolución empresarial y la especialización del servicio también deben acomodarse a los nuevos tiempos.
Era Hipólito Irigoyen (1852-1933) un político argentino. Estaba ya entrado en años y muy delicado de salud cuando se hizo cargo por segunda vez de la Presidencia de la Nación. Para evitarle disgustos, sus asesores más directos, hicieron imprimir un diario especial – que nada tenía que ver con la realidad - para que lo leyera a primera hora de la mañana y comenzara el día sin preocupaciones.
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